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miércoles, 9 de febrero de 2011

REFLEXIONANDO CON ERNESTO ALONSO FLORES: EL DIVORCIO


EL DIVORCIO

Antes, que raro era escuchar esta palabra y hoy, tan común. Constantemente oímos a personas decir; divorciado (a) pero con hijos, o hijo (a) de padres divorciados. Y lo tomamos muy natural, cómo que esto es uno de los muchos cambios que debía experimentar nuestra sociedad para ser muy moderna. Pero en mi opinión, el concepto de moderna, en este sentido, ni siquiera ha dado el primer paso. ¡Al contrario, hasta ahora, ha logrado retrocesos y nada más! Pues aunque la ciencia y la tecnología han logrado avances muy importantes, la esencia de nuestra sociedad, esencia que se encuentra en los valores morales de cada ser humano que la compone, no ha logrado hasta hoy dar pasos importantes. Porque hoy en día y desde años atrás, el divorcio existe y es una palabra que debemos y tenemos que aceptar pero siempre dándole la importancia debida, pues de lo contrario, lo ideal es que los matrimonios perduraran unidos hasta el último de sus días. Sí así como en la época de nuestros abuelos.

Pero esto es sólo un ideal porque hoy en día el divorcio es muy común, tan común como ver o saber de parejas de matrimonio que optan por no tomar esa decisión y siguen manteniendo esa doble vida que tanto daño les hace a ellos como a sus hijos, si es que los hay. O peor aún, tan común como aquellas otras parejas que deciden separarse, solamente; sin hacer uso de la palabra divorcio.

Y en la mayoría de estos casos las causas son:
***Violencia doméstica.
*** Falta de respeto.
*** Incomprensión.
*** Deshonestidad.
*** Irresponsabilidad.
*** Inseguridad personal.
*** Infidelidad.
*** Pérdida del amor mutuo.
*** Y muchas veces, el no haber vivido un noviazgo pleno y cimentado en los principales valores morales.

Hoy es muy común ver o saber de niños que crecen sin la presencia del padre o de la madre, aunque siempre es más común la ausencia del primero. Porque se cree que la responsabilidad de la madre es mayor y ésta no es más que una de las tantas mentiras que nos hemos inventado. ¡La responsabilidad de un hijo es igual entre padre y madre!

¿Y qué es lo que pasa en estos niños?.... Crecen con diferentes traumas y resentimientos personales, familiares y sociales que los confunden y les hacen su vida infeliz. Muchas veces llegando a ser jóvenes o adultos con traumas y conflictos de identidad realmente muy graves.

En la mayoría de los matrimonios, el divorcio se ve como ese papel que devuelve la libertad individual a la pareja y que condiciona la felicidad de los hijos cuando existen; pero casi siempre es la libertad la que buscan, libertad que le permita al hombre o la mujer rehacer su vida. ¡Y qué bueno! Porque están en todo su derecho. Ya que ningún ser humano debe aceptar vivir en circunstancias que no lo hagan feliz, al contrario. Y qué lástima que lo vean de esa forma, porque eso no es lo más importante en un divorcio.

Lo importante en un divorcio es que todas aquellas parejas en conflicto y sin solución. Repito, sin solución a sus problemas, cuando ya han dado espacio a todas las alternativas posibles. Entonces sí deben dar ese gran paso llamado divorcio y aceptarlo para que como seres humanos, puedan disfrutar mayormente la vida. Pero cuando la pareja tiene hijos, entonces la esencia del divorcio cambia por completo, pues aún cuando tengan serios problemas como pareja la prioridad la ocupan sus hijos, basando en ellos la mejor decisión. Porque cuando hay hijos de por medio, lo esencial en su vida deben ser ellos y nadie más, sobretodo cuando sus hijos son menores (que, curiosamente es en la edad de 2 a 12 años de los hijos cuando comúnmente suceden las separaciones con o sin divorcio de sus padres), por lo que antes de tomar cualquier decisión; deben pensarlo muy a conciencia cuantas veces sea necesario. Porque los hijos no deben vivir sin la imagen materna y paterna en su propia casa. No, porque esa es ley humana y forma parte muy importante del desarrollo de cualquier persona y en cualquier aspecto pero sobretodo en el moral y emocional, que son los que más influyen para que la persona tenga una actitud positiva y de progreso en su vida. Esto es lo que deben pensar y muy bien. Si después de platicarlo y meditarlo la decisión a tomar sigue siendo la misma, entonces deben cimentar también bajo papeles la educación moral, personal y social que los hijos deben recibir para que crezcan igual que todos aquellos que sí viven en el centro de un matrimonio. Señalando claramente y si es posible con sanciones precisas sobre aquél que no cumpla. Los niños necesitan la atención y el cuidado de sus padres en todo momento porque es la etapa en la cual más disfrutan la vida y aprenden de ella. Y qué decir de la etapa de la adolescencia que es tan delicada, si es difícil para los adolescentes que viven con sus padres; imaginemos lo difícil que a de ser para los que tienen que vivir sin la presencia de uno de los dos.

Y así posteriormente en la juventud también necesitan de ambos. Ya cuando son adultos su capacidad de inteligencia y la experiencia que la vida les ha dado, mucha de ella a través del ejemplo de sus padres los ayudará a saber enfrentar cualquier situación. Reflexionemos entonces sobre lo anterior y que nos quede muy claro que el divorcio antes de firmarse debe aclararse en la base de la educación moral, personal, familiar y social de los hijos, más que en cuestiones personales de los involucrados. También si el hombre o la mujer deciden rehacer su vida, deben evitar cometer el mismo error y por qué no decirlo; si el padre o la madre de sus hijos no cumple con la responsabilidad y encuentran a la pareja correcta que acepte y sobretodo cumpla con esa misión; entonces felicidades y adelante.

¿Cuántos casos existen de hijos que no son de padres biológicos y son personas exitosas y felices?.... Muchos y en algunos casos mejores que los que son de matrimonio. Pero eso ya es entrar en el tema de la superación personal y ahí entran muchos aspectos. Lo que nos debe quedar muy claro es que si el matrimonio puede perdurar, es una obligación moral hacer todo lo posible por mantenerlo, pero si no, pues a enfrentar la situación y aceptar el divorcio.

Pensemos además en que todos por igual, tenemos derecho a ser felices, y aún cuando todos tememos al error o fracaso, el hecho de que fracase una relación de pareja nos debe volver mejores seres humanos. Porque detrás de cualquier error viene una gran enseñanza. Pero cuando esa relación dio frutos engendrando hijos pensemos también el rumbo de sus vidas, del cual nosotros sus padres debemos ser, porque es nuestra obligación, la mejor guía en este mundo y llevarlos siempre por el camino del bien y la felicidad. Los padres de familia debemos ser ejemplo, tenemos la obligación, eso no quiere decir que tengamos que hacer a un lado nuestro desarrollo personal. Eso es particular y depende de cada uno por lo que seamos divorciados o no, nunca debemos frustrarnos. En esta vida los errores son una lección así es que hay que aprender de ellos. Por último, lo que no hay que aceptar es que si no somos felices con nuestro matrimonio, y no hay una solución para mejorarlo después de buscarla muy a conciencia, continuemos dañándonos mutuamente. No, al contrario, debemos darnos una segunda oportunidad con otra persona sin tener que escondernos llevando una doble vida, cimentando muy a conciencia el uso de la palabra divorcio. ¡Ánimo!

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